El sistema judicial de Brasil ha cerrado el capítulo legal del expresidente Jair Bolsonaro, quien se convierte en el primer exjefe de Estado en ser condenado por un intento de golpe desde el regreso de la democracia en 1985. La Corte Suprema de Brasil declaró este martes “firme” la sentencia, agotando las vías de apelación que le permitían al líder de la ultraderecha evitar la cárcel.
El juez oficializó la condena definitiva de 27 años y tres meses de prisión por su participación en la trama golpista que buscó desacreditar las elecciones de 2022 e impedir la investidura del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.
El Ingreso Inmediato a Prisión en Brasilia
La decisión de la Corte Suprema implica el fin de la prisión domiciliaria en la que se encontraba Bolsonaro. El expresidente, de 70 años, fue trasladado de inmediato a una instalación penitenciaria en Brasilia. La Corte, ante los indicios de un posible riesgo de fuga (Bolsonaro había sido condenado previamente por incumplir medidas cautelares), mantuvo una postura inflexible sobre la ejecución de la pena.
El exmandatario fue hallado culpable de delitos graves contra la democracia, incluyendo: intento de abolición del Estado democrático de derecho, golpe de Estado y organización criminal. La conspiración, según la Corte, buscaba anular el proceso electoral y, según reportes, llegó a incluir un plan para asesinar a Lula da Silva que fue frustrado por la falta de apoyo de los altos mandos militares.
La condena de Bolsonaro condena definitiva prisión es un mensaje poderoso para la región: las democracias latinoamericanas están dispuestas a sancionar a los líderes que intentan subvertir el orden constitucional.
El Desfalco a la Democracia y el Fin de la Impunidad
La sentencia de 27 años y 3 meses por Bolsonaro condena definitiva prisión es un hito para la justicia brasileña. Si bien la defensa de Bolsonaro argumentó que el proceso era una “persecución política” y solicitó la prisión domiciliaria por motivos de salud, el tribunal se mantuvo firme. Se ha determinado que el exmandatario cumplirá su pena en una celda que, si bien puede contar con ciertas comodidades como televisión y frigobar, está bajo la estricta custodia de la Policía Federal en Brasilia.
El fin de la posibilidad de regresar a su casa como una forma de reclusión marca un antes y un después en la forma en que Brasil enfrenta las amenazas a su sistema democrático. La Corte Suprema ha establecido que la justicia prevalece sobre el poder político, incluso cuando se trata de la figura del expresidente.
La Reacción de los Aliados y el Contexto Regional
La condena definitiva de Bolsonaro ha generado reacciones encontradas. Aliados internacionales del expresidente, como Donald Trump, han calificado el proceso como una “cacería de brujas” y han impuesto aranceles y sanciones contra los jueces brasileños. Sin embargo, la justicia brasileña se mantuvo firme en su fallo.
El exmandatario, que ya no puede apelar en Brasil, ha anunciado que recurrirá la pena en instancias internacionales, aunque esto no suspende la ejecución de la condena en su país. La victoria de la justicia brasileña es un triunfo para el Estado de Derecho en América Latina y un ejemplo de que las condenas por intento de golpe de Estado son ejecutables, independientemente del poder que haya ostentado el culpable.
