El evento de compras más grande del año, el Black Friday, ha sido interceptado por una ola de resistencia laboral y social a escala mundial. La campaña “Make Amazon Pay” (MAP), impulsada por una coalición de más de 80 sindicatos, organizaciones ecologistas y grupos de la sociedad civil, logró convocar a trabajadores de más de 30 países, incluyendo Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Italia y Bangladesh, a unirse a huelgas y protestas.
La acción global, que se ha repetido anualmente desde 2020, tiene como objetivo exponer las prácticas corporativas de Amazon, exigiendo que la multinacional asuma una mayor responsabilidad con sus empleados, las comunidades y el planeta. Los organizadores han calificado la jornada como la mayor manifestación de resistencia contra la empresa de Jeff Bezos en su historia.
Las Demandas Clave del Movimiento
El eslogan Make Amazon Pay huelga global es un llamado a un cambio sistémico, con demandas que van más allá del simple aumento salarial. La coalición exige:
- Justicia Laboral: Mejoras en las condiciones de trabajo, fin de la represión sindical, respeto a los días de descanso y un aumento salarial acorde con las ganancias récord de la empresa.
- Justicia Fiscal: Que Amazon pague su parte justa de impuestos en todos los países donde opera, atacando la práctica de trasladar beneficios para reducir sus obligaciones fiscales.
- Justicia Climática: El compromiso real de Amazon con la sostenibilidad medioambiental, con un énfasis en frenar la contaminación generada por su vasta red logística y el consumo energético de sus servicios en la nube (AWS).
La organización UNI Global Union, uno de los principales coordinadores, enfatizó que este día de acción es una declaración mundial de que la “brutalidad” hacia los trabajadores y la “búsqueda implacable de beneficios” deben terminar.
El Impacto de la Huelga en la Logística
La jornada de huelgas se concentró en centros logísticos y almacenes de preparación de envíos, especialmente en Europa. En Alemania, el sindicato ver.di lideró el paro en varias plantas de distribución. Aunque los portavoces de Amazon han minimizado el impacto, asegurando que las entregas serían fiables y puntuales, la huelga en puntos clave de la cadena de suministro busca entorpecer las operaciones en el momento de mayor volumen de ventas del año.
La protesta también se extendió a otros sectores. En países como Bangladesh, trabajadores de la cadena de suministro textil se unieron para exigir salarios mínimos dignos, mientras que libreros independientes denunciaron el comportamiento anticompetitivo del gigante minorista, que a menudo utiliza su poder de mercado para aplastar a las pequeñas empresas.
El Black Friday se ha transformado así en un “Viernes Negro” de la resistencia laboral. La participación de más de 30 países demuestra que la lucha por los derechos laborales y la justicia corporativa contra una de las empresas más poderosas del mundo es un fenómeno globalizado.
