El gobierno mexicano ha respondido con una voz de certidumbre ante la amenaza que puso en vilo el futuro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, aseguró categóricamente que no existen “señales” de ruptura del T-MEC, buscando calmar a los mercados e inversores que reaccionaron con nerviosismo a las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La intervención del secretario Ebrard se produce después de que el presidente Trump insinuara la posibilidad de dejar que el T-MEC expire en lugar de renovar su vigencia hasta 2042, con el fin de buscar un nuevo acuerdo comercial. Este tipo de declaraciones, provenientes de un líder con historial de renegociaciones comerciales agresivas, han obligado a México a activar sus mecanismos diplomáticos para reafirmar la estabilidad del pacto.
La Respuesta Oficial frente a la Tensión
La declaración de Ebrard es un mensaje dirigido tanto a los socios comerciales de México como a la inversión extranjera directa, que requiere estabilidad regulatoria a largo plazo. Al negar las “señales” de una ruptura, el funcionario subraya que, a nivel operativo y diplomático, no existe una crisis que ponga en riesgo la continuidad del acuerdo que sostiene el 80% de las exportaciones mexicanas.
El gobierno mexicano insiste en que el T-MEC ha sido un éxito para los tres países, generando una cadena de suministro más eficiente y resistente, especialmente en el contexto de la reubicación de empresas (nearshoring). La postura oficial de México es mantener el tratado actual y buscar la activación de la extensión a largo plazo.
El Origen de la Amenaza: La Cláusula Sunset
La declaración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de dejar que el T-MEC expire y buscar otro acuerdo comercial, se centra en la “Cláusula de Extinción” (Sunset Clause) del tratado.
Trump señaló que en 2026 los tres países deberán decidir si extienden el T-MEC hasta 2042 o si lo revisan anualmente hasta su conclusión en 2036. Para el presidente Trump, el escenario ideal sería anular la cláusula de extensión y forzar una renegociación completa. Su objetivo es modificar los términos del acuerdo, buscando condiciones más favorables para la industria estadounidense, una táctica que ya utilizó con éxito para reemplazar el antiguo TLCAN.
El T-MEC fue diseñado con la intención de que, en 2026, los países decidieran extenderlo por 16 años más. Si uno de los países se opone a la extensión, el acuerdo entra en el temido periodo de revisión anual hasta 2036, un escenario que los mercados financieros consideran tóxico para la inversión. La insinuación de Trump busca acelerar este proceso para obtener una renegociación bajo sus términos.
El Músculo Diplomático de México
La negación de una ruptura por parte de EBRARD T-MEC RUPTURA TRUMP demuestra la estrategia diplomática de México: minimizar la retórica agresiva y concentrarse en los fundamentos legales y económicos. Ebrard y el equipo negociador mexicano están preparados para argumentar que el T-MEC es la mejor herramienta de estabilidad económica regional y que cualquier intento de desmantelarlo solo generaría caos y pérdidas para los tres socios.
La defensa del T-MEC es una prioridad nacional. La posibilidad de que el acuerdo se desvanezca o entre en un periodo de revisión anual constante podría paralizar proyectos de infraestructura y debilitar la confianza de los inversionistas que han apostado por México como un hub manufacturero esencial para América del Norte. El gobierno mexicano buscará el apoyo de Canadá y de los grupos empresariales estadounidenses que se han beneficiado del tratado para asegurar que el proceso de 2026 concluya con la extensión automática hasta 2042.
El próximo año será un periodo de intensa actividad diplomática para México, donde la habilidad de sus negociadores para mantener la estabilidad del tratado será puesta a prueba contra la presión del presidente estadounidense.